La tarde del lunes 8 de septiembre de 1980 pasaba con toda normalidad en la ciudad de Concepción. El día anterior, la Compañía celebraba sus 31 años de existencia. Muchos se encontraban ya en ruta de regreso a sus casas, otros estaban terminando su jornada laboral; eran cerca de las seis.
Un gran estruendo suena cercano a Lonco, seguido de otros ruidos similares. ¿Un atentado? ¿ Una explosión de algún transformador de electricidad? ¿Un choque de vehículos? Peor. Dos grandes trenes chocan, dejando a 2 personas fallecidas, varios lesionados graves y 1 persona desaparecida que, posteriormente, fue encontrada fallecida.
Sin duda alguna, una fecha que nuestra Compañía recordará como el comienzo de un nuevo desafío.
Cerca del lugar del accidente figuraba nuestro Honorario Rodrigo Monsalve. Al enterarse de la emergencia, rápidamente acudió al lugar. Se encontraba en el sector habitacional de Lonco y por esto llegó mucho antes que las unidades de emergencia. Dentro de sus primeras decisiones fue prevenir que la gente se acercara, por la presencia de los cables eléctricos sobre el entuerto de metales retorcidos. Al percatarse que la gente transitaba sin problemas, decidió acceder al lugar, buscando personas. Maniobrando por los metales retorcidos, peligrosamente aglomerados, accediendo a la locomotora superior donde encontró uno de los maquinistas, quién tenía una pierna fracturada, entre otras lesiones de consideración. Con la ayuda de un estudiante de medicina que pasaba por el lugar, que se identificó como tal, lograron, posteriormente, liberarlo y entregarlo al personal de salud.
Luego de este trágico episodio, nace una imperante necesidad de profundizar en el área de rescate. Para el momento del choque de trenes solo se contaba con algunas herramientas manuales, como chuzos, con los que se podía hacer palanca, y poco o nulo conocimiento de atención prehospitalaria. Es así como nuestro Capitán, Adolfo Sickinger, y los Tenientes Fernando Hunt y Rodrigo Monsalve decidieron tomar cartas en el asunto y trabajar en una de las ideas fundamentales que, al día de hoy, definen a nuestra Compañía, ser especialistas en Rescate Vehicular.
Otra de las razones que impulsó esta iniciativa fue el constante aumento del parque automotriz de la ciudad; además, era un paso más a la modernidad del servicio que Bomberos le entrega a la comunidad. Es así como comienzan las primeras gestiones para lograrlo: se contactan con el representante de MAGIRUS, firma alemana que produce carros para Bomberos, con el fin de obtener información para la compra de un carro para dicha especialidad. Pero este era sólo el primer paso para lo que resultaría un gran desafío y travesía.
En ese mismo año, para la 11° Convención de Compañías Chileno- Alemanas, los oficiales de ese entonces, Capitán Adolfo Sickinger y Tenientes Fernando Hunt y Rodrigo Monsalve, presentan el accidente ocurrido para que todos los Voluntarios presentes pudieran aprender de esta trágica experiencia. Ese fue el tema principal que se presentó por parte de la Séptima pero también se tocaron otros temas secundarios como fue un instructivo sobre la protección radiológica, tema que tempranamente llamó la atención de nuestra Compañía.
Al año siguiente, luego del accidente ocurrido en Lonco, el Teniente Fernando Hunt viaja a un curso de la Confederación Chileno- Alemana a Alemania, resultando uno de los primeros viajes de capacitación al extranjero para los Voluntarios de la 7ma Compañía, comprobando así, que en Alemania se trabajaba el tema del rescate hace varios años. Existiendo un alto perfeccionamiento en el área de rescate vehicular. Esta experiencia dio las pautas de cómo sería desde ese momento el trabajo y capacitación de los Voluntarios septinos, aprovechando de traer consigo en las maletas, la adquisición de los primeros elementos de rescate de Alemania, a saber, cinturones rapel, tijeras Lukas, entre otros materiales menores.
La Compañía propone un entrenamiento físico todos los días domingos ayudados y acompañados por profesores de educación física del Colegio Alemán y también el asesoramiento del Doctor naval Eduardo Luck, el cual inició con los cursos de primeros auxilios a los Voluntarios de nuestra Compañía, entre otras cosas, como la reanimación cardiopulmonar (RCP) con el fin de empezar con las capacitaciones para nuestros voluntarios, idea que nace luego de lo vivido por nuestro Honorario Monsalve en la emergencia en Lonco.
En 1982, luego del viaje del Teniente Fernando Hunt a Alemania, se empieza la instrucción basándose con lo visto en el curso y también con la OTG traída por Adolfo Sickinger, unos años antes en su viaje a Alemania.
Aparte de lo visto y vivido en el curso, el Teniente Hunt hace las primeras gestiones del material de rescate para la Compañía; decir también que en Alemania el tema de rescate ya estaba instaurado hace varios años.
También la idea del rescate se ve impulsada por las Compañías Confederadas: la 1° Compañía de Valdivia que adquirió un carro nuevo que utilizaron tanto para la extinción de incendios, como para el trabajo en rescate y la 15 de Santiago que comienza, al igual que la 7a de Concepción, las primeras gestiones con el tema del rescate vehicular.
Una de las principales razones de la 15 Compañía de bomberos de Santiago y, en parte, de la 7a compañía fue el incendio del edificio Santa María, ubicado en Santiago, el año 1981, en el que bomberos tuvo grandes dificultades en sofocar el incendio y en especial poder realizar operaciones de rescate. lo anterior debido a la carencia de material idóneo para el trabajo en grandes alturas y rescate, sumado además, que no existen procedimientos establecidos para este tipo de construcción, porque este edificio fue el primero en construirse en gran altura.
En el año 1983 la 15a Compañía de Santiago adquiere un nuevo carro Magirus HLF, clasificación alemana que indica que es un carro más pequeño, un tanque pequeño y está enfocado en atención prehospitalaria y extinción de incendio, el cual interesó mucho a nuestra Compañía por sus características técnicas y prestaciones del nuevo carro adquirido por la compañía confederada.
Al año siguiente, 1984, la Séptima empieza a reunir y ahorrar fondos para la compra de un nuevo carro Mercedes Benz y, al mismo tiempo, la compañía tenía en mente la ampliación del Cuartel, proyecto que no se concretó ese año y se dejó para más adelante y aparte de los fondos para el proyecto del carro.
El Capitán de la Compañía, Fernando Hunt, va a una reunión con el Directorio General; en dicha reunión se trata el tema de la petición del nuevo carro, la cual se decide y se pone como exigencia que se haga un aporte de $1.000.000, como cuota.
El Capitán realizó una exposición de las características que se desea tener en el nuevo carro, pensando siempre en pedir por intermedio un carro Mercedes Benz o Magirus. La Compañía, con el fin de comprometer a todos los Voluntarios a lograr este objetivo definió 1985 como el año del proyecto del nuevo carro. Se desplegaron muchos esfuerzos en conseguir la meta, preparar a los Voluntarios y asegurar el financiamiento del proyecto del carro. La compañía planifica el cómo se obtendrán los recursos necesarios para la compra del nuevo carro a base de campañas económicas, los resultados de estas campañas fueron:
El Directorio General apoya a la 2da y 7ma Compañía en sus peticiones de nuevos carros. La Municipalidad es notificada sobre la petición de la compra de nuevos carros y acepta la petición de la Compañía para la adquisición del carro siendo el carrobomba Iveco Magirus modelo LF-24. El entonces Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Concepción envía un oficio al Presidente Nacional de la Junta Nacional informando sobre la petición de adquisición de la 7ma Compañía de un nuevo carro.
El 1° de octubre del mismo año, se toma el acuerdo de que una delegación de la Compañía viaje a Santiago para poder discutir la adquisición con mayor calma.
Llega 1986; el Director de ese momento, Adolfo Sickinger, viaja a Santiago a una entrevista con el Presidente de la Junta Nacional, reunión que estaba pendiente desde el año anterior.
El Presidente acepta la compra de un carro de origen alemán, bajando el coste de presupuesto del carro, ofreciendo un carro Renault, un poco más barato comparado con el Mercedes Benz. La Compañía empieza a estudiar a detalle qué carro debe ser y qué elementos se deben traer. La 3ra Compañía de Concepción se entera que la 7ma Compañía estaba haciendo las gestiones para desarrollarse como una Compañía de rescate, idea que no sentó bien a la 3ra, los cuales eran los de ¨rescate¨ naturalmente en la ciudad de Concepción. La 3ra pide material de rescate para la celebración de su centenario, mientras que la 7ma tuvo que esperar un tiempo para poder pedir la adquisición de material de rescate. También ese año, la 2° Compañía de Bomberos de Concepción no quiso quedarse atrás en esta materia y llevan a cabo las gestiones de adquisición de una nueva máquina , que resultan en un flamante carro porta escala, Q-2.
El año 1987, una delegación compuesta por el Director de ese momento y Fundador, Günter Hohf, junto al Capitán de ese momento, nuestro Honorario Werner Hohf, viajan a Santiago para mover la inquietud por el carro nuevo; ya en la reunión, el Presidente de la Junta Nacional, Sr. Hinzpeter, aclara que no había posibilidades de traer un carro de origen alemán, aclarando que la Directiva tenía serias divergencias con la empresa alemana Magirus y que si la Compañía persistía con la opción de comprar un carro de origen alemán, tendría un plazo de espera de no menos de 5 años, aproximados.
El señor Carlos Alt, quien era el Tesorero General, abre una puerta salvadora a la Compañía ofreciendo un carro marca Renault el cual ofrecía en ese momento el mejor modelo de carro de la empresa, el Renault-Camiva modelo G230. El Presidente plantea un ultimátum a la delegación de la Séptima “o aceptan el carro Renault, o se van a la cola en los pedidos de carros de origen alemán”. Ante la presión del Presidente Nacional, y una vez que supieron que el carro se podría equipar con material de origen alemán, la delegación acepta el carro Camiva. La misma delegación aprovecha de viajar a la ciudad de Chillán para conocer un carro de similares características al adquirido por la 2da compañía de la ciudad; los chillanejos manifiestan que el carro es bueno y no había problemas con éste; también se pudo ver el convencimiento de la calidad del carro.
Con la llegada de la delegación desde Santiago se notifica en la Junta de Oficiales y Honorarios la compra del carro nuevo, se lleva a cabo una votación de aceptación o rechazo al nuevo carro por parte de la oficialidad y asistentes. Se abrió un amplio debate que finalizó con una votación, resultando aceptado oficialmente el nuevo carro por parte de la Compañía.
Ya en Chile, el carro se ve parado en Valparaíso, ya que se hará toda la revisión y la puesta en servicio de éste. Se nombra una delegación el cual iría a Santiago compuesta por el Director Günter Hohf.; Capitán Werner Hohf.; Teniente 2 Luis.A.Smith y el Honorario Reinaldo Morales. Nuestro carro no llegaría solo, si no con dos carros similares: 1 para la Decimocuarta Compañía de Bomberos de Santiago, para cumplir el rol de bomba para extinción de incendios y 1 para nuestra Compañía Confederada, 2° de Osorno para apoyar las labores de extinción de incendios.
Con la llegada del nuevo carro a su nueva casa, nuestro Cuartel llega el momento más especial de este hito tan importante el cual marcó el inicio del rescate vehicular de manera oficial en la Compañía. La presentación y bautizo fue en el aniversario de nuestra Compañía. Marcando este hito ya que así, la 7ma Compañía adquirió, oficialmente, la subespecialidad de rescate.
Igual, desde ese año la Compañía empieza a capacitarse de una manera más profesional, con todos los elementos necesarios para desarrollar dicha subespecialidad de manera eficiente y eficaz.
Con el carro adquirido y con algunos años de experiencia en el rescate, la Compañía adquiere, en 1992, unas tijeras hidráulicas marca Lukas, unos cilindros hidráulicos (RAM), entre otro material menor de rescate; y en el año 1994 se adquieren los primeros juegos de cojines de levante neumático marca Vetter. Decir que la Compañía demoró casi 7 años, desde la llegada y puesta en servicio del Renault-Camiva, en completar todos los elementos necesarios de rescate.
A partir de ahí la Compañía comienza a asistir a rescates vehiculares, buscando intensamente capacitarse de forma técnica y profesional. Llegó a ser pionera en el rescate vehicular a nivel nacional, formado Instructores de Rescate de la Academia Nacional de Bomberos y dos Voluntarios participaron de la redacción del manual de rescate vehicular, el Honorario Alejandro Grillo y su hermano, ex-voluntario, Sr. Adolfo Grillo.
Finalmente, en el año 2012, llega nuestro actual carro de rescate, el Iveco-Magirus HLF 20, el RX-7, reemplazando y marcando la despedida del icónico carro Renault- Camiva G230, conocido como BKR-7.
Este cambio de carro buscaba la modernización de material y seguir con el mismo objetivo de su antecesor, el cual es el estar al servicio de la comunidad penquista en materia de rescate vehicular.
Hasta el día de hoy, la Séptima Compañía de Bomberos de Concepción trabaja con la subespecialidad del rescate vehicular que, a través de los años, se ha ido perfeccionando y modernizando el material y las capacitaciones, profesionalizando a sus Voluntarios, siempre con el mismo objetivo de servicio y disciplina que dejaron nuestros queridos Fundadores, reconocida por la ciudadanía penquista por su gran trabajo y disciplina en las emergencias de rescate como una de las pioneras en materia de rescate en la ciudad de Concepción.
La Compañía ha buscado aumentar y mejorar el nivel técnico en todos los ámbitos del Rescate Vehicular: en 2019 fueron certificados PHTLS 30 voluntarios, con los más altos estándares en la atención pre-hospitalaria.
Fuentes: