El diseño del “Stahlhelm” (casco de acero) fue llevado a cabo por el Dr. Friedrich Schwerd del Instituto Técnico de Hanover. A inicios de 1915, Schwerd había llevado a cabo un estudio sobre las heridas en la cabeza producidas durante la guerra de trincheras, enviando una recomendación para el uso de cascos de acero, gracias a la cual fue trasladado a Berlín. Schwerd tomó la tarea de diseñar y producir un casco adecuado, principalmente basado en la celada del siglo XV, que ofrecía una buena protección para la cabeza y el cuello.
Tras una larga labor de desarrollo, que incluyó la prueba de diversos cascos alemanes y Aliados, los primeros Stahlhelm fueron probados en noviembre de 1915 en el Terreno de Pruebas de Kummersdorf, siendo utilizados en combate por el 1º Batallón de Asalto. Se ordenaron 30.000 unidades, pero no se aprobó el suministro general hasta el 1 de enero de 1916, por lo que se le suele llamar “Modelo 1916”. En febrero de 1916 fue distribuido a las tropas que participaron en la Batalla de Verdún, tras lo cual la incidencia de graves heridas en la cabeza se redujo drásticamente.
En contraste con el acero Hadfield empleado en el Casco Brodie británico, los alemanes utilizaban un acero al silicio-níquel más duro obtenido mediante transformación martensítica. En consecuencia, y también debido a su forma, el Stahlhelm debía moldearse en matrices calentadas y era más costoso de producir que el casco británico, que se podía estampar de una plancha de acero.
En 1938, los alemanes desarrollaron una variante del Stahlhelm con una visera acampanada más ancha y agujeros de ventilación, originalmente destinado para bomberos, defensa civil y personal del “Reichsarbeitsdienst” (Servicio del Trabajo del Reich) y la “Reichsluftschutzbund” (Liga Nacional para la Protección contra Ataques Aéreos). Conocido como modelo gladiador, el casco comprado por la Reichsluftschutzbund originalmente estaba hecho de tres planchas de acero estampadas y usualmente era pintado de color negro o azul marino. Hacia el final de la guerra, estos cascos fueron suministrados a los miembros del Volkssturm y a veces eran repintados de color verde oscuro. Para 1944, los cascos eran hechos a partir de una sola plancha de acero estampada y el forro de tela original fue reemplazado con vinilo para reducir costos. Dada la pequeña cantidad producida, los cascos originales de la Segunda Guerra Mundial son bastante escasos. Sin embargo, una versión modificada de posguerra pintada de colores verde, blanco o amarillo fotoluminiscente continuó siendo suministrada a los rescatistas en Alemania Occidental hasta inicios de la década de 1990.
Corría el año 1958 cuando fue entregado a la Compañía el carro Mercedes Benz apodado el “Conejo”, el cual venía con cascos alemanes estilo feuerpolizei (Encargados de la protección contra incendios), es decir, un casco típico aleman pos segunda guerra mundial pero con cimera. Ya la Compañía tenia cierta inquietud por estos cascos, pues a la fecha se utilizaban cascos modelo americano. Por otro lado, en las demás compañías chileno-alemanas se estaba propiciando su uso.
Dichos cascos se encontraban en la Comandancia y los fueron a ver los oficiales de la época, don Pablo Saip (Director), don Bernardo Griebe (Capitán), junto a otros Voluntarios acompañantes. El Director no estaba muy de acuerdo con que se quedaran en la Compañía, pero en vista de tanta insistencia de los asistentes, termino por cambiar su apreciación, aceptandolos. Fueron utilizados en la ceremonia de entrega del Conejo ese mismo año. Desafortunadamente, no se pudieron usar por mucho tiempo más, ya que la Comandancia no autorizó su uso. A esto se le agregaba que no contaban con suficientes cascos para todos los Voluntarios. La inquietud quedó en los septinos y se presentó la propuesta al Directorio de utilización de estos cascos, pero no hubo éxito. Dada la denegación del Directorio General, se desistió de seguir insistiendo por un largo tiempo.
En enero de 1968 la Superintendencia emite el oficio N° 12, donde autoriza a la Compañía a usar transitoriamente el casco alemán. Esta autorización venía bajo la condicionante de la devolución de los cascos americanos. Los argumentos para conseguir la autorización yacían en 2 grandes hitos: por un lado, la Compañía financiaría los cascos alemanes, y por otro lado, el cuerpo de bomberos necesitaba cascos americanos para reasignar a las demás compañías. El hecho de que la Compañía devolviera los suyos a la Comandancia solucionaba en parte el entuerto. En marzo se estudia la manera de concretar en Alemania la adquisición de los cascos, debiendo pagar cada cual el suyo. Se tratará de que ellos sean embarcados dentro de los carros Mercedes Benz que adquirirá el Cuerpo, de modo que sean considerados como implementos propios de ellos.
En noviembre del 68 se toma un acuerdo importante: importar 52 cascos desde Alemania y reanudar, una vez en poder los casco por parte de la Compañía, la pelea por la autorización definitiva de su uso. En abril del 69, el vapor Stuttgart llegó a Talcahuano, traía los 9 carros nuevos, pero no venían los cascos que se habían adquirido en Alemania. Después de esta desilusión, se analizó la manera de traerlos directamente buscando el patrocinio del Consulado Alemán de la ciudad.
En la sesión de enero de 1970 se informa a la Compañía que los cascos adquiridos en Alemania debiesen llegar en marzo de este mismo año. La reunión general del mes de junio de ese mismo año se acuerda realizar una ceremonia especial de entrega con la presencia del Cónsul y Vice-Cónsul, en consideración a la cooperación y gestiones realizadas por el Consulado Alemán de la ciudad en esta materia.
Como estos cascos no tenían cucarda (donde se indica el cargo), se implementó una forma de identificación para reconocer a los oficiales, que se señala a continuación:
Director: 2 barras horizontales
Capitán: 3 estrellas
Tenientes: 2 estrellas
Secretario: 1 barra horizontal y 1 estrella
Tesorero. 1 barra horizontal
Ayudante: 1 estrella
La Comandancia oportunamente comunica a la Compañía que tomó nota del oficio al respecto, pero estimando que su uso sólo será transitorio.
El 26 junio, la Comandancia echa el balde de agua fría a la alegría y orgullo de los cascos alemanes. Con oficio Nº 56 de la fecha, no autoriza usarlos en el desfile del día del Bombero el 30 de junio, haciendo hincapié de que la Comandancia citó al Cuerpo con uniforme Nº 1, y que éste establece el casco americano como tal.
En agosto de ese mismo año se le envía un nuevo oficio a la Superintendencia reiterando la aspiración de la Compañía de usar los cascos alemanes. Esta carta fue leída en la última sesión del Directorio General, el que nuevamente dejó el tema para una segunda discusión.
La Superintendencia, en septiembre, envía su oficio Nº 53 y comunica “que no autoriza el uso del casco alemán según informe de Comandancia, por importar un serio peligro a la integridad física de los Voluntarios septinos. Sólo se podrá usar en actos de confraternidad entre congéneres de ascendencia alemana fuera de la ciudad. Podrán usarlo a requerimiento previo y oportuno para cada caso y atendiéndose a lo que disponga en particular nuestra Comandancia”.
Eso sí que la indicación de que según informe de Comandancia ellos importaban un serio peligro para la integridad de los Voluntarios, merece ciertas dudas, ya que esa aseveración se basaba en un “estudio y análisis” que había realizado el Departamento de Seguridad de la CAP, estudio que había conseguido Comandancia y que se objeta y rechaza. Este informe es comunicado por Comandancia a la Superintendencia según oficio Nº 81 del 9 de septiembre de 1970.
En contraposición a ello se puede indicar que existe un borrador del informe que indica que el casco cumple las normas ASAC del Instituto Nacional de Investigaciones Tecnológicas y Normalización (Inditecnor) (Hoy en día: Instituto Nacional de Normalización (INN)), pero no tiene fecha, ni nombre de quién es originario.
En octubre, el Voluntario Uwe Schotte viaja a Alemania, por lo que se acuerda encargarle ver allá la posibilidad de enviar antecedentes técnicos sobre la seguridad de los cascos en cuestión. Ello en consideración a que la Superintendencia dió un plazo de 60 días para presentar los informes técnicos de que dispongamos, para desvirtuar aquellos que posee la Comandancia. Todo ello a consecuencia de nuestro oficio del 12 de agosto de 1971.
Estos antecedentes se recibieron en la segunda quincena de junio de 1972, acordándose entonces de entregarlos al Director, Sr. Omar Neira, para que los presente en la Superintendencia, previa traducción del alemán al castellano por parte del Teniente 1º Sr. Diether Martens.
Como el asunto de los cascos alemanes permanecía sin concretarse, se acuerda en junio de 1973 y a proposición del Capitán, Sr. Uwe Schotte, usar éstos por lo menos en los ejercicios y actos exclusivos. De este modo se conseguirá que ellos sean vistos y se sepa de su existencia, fuera de que está autorizado su uso limitado, lo que conviene aprovechar.
Por otra parte, se acuerda también de que este asunto será presentado nuevamente por el Director, Sr. Omar Neira, en la próxima reunión del Directorio General para ver si se avanza en su autorización plena, entregando al mismo tiempo los antecedentes enviados por el Voluntario Uwe Schotte de Alemania.
El 25 de julio de 1974 asume como Superintendente, Don Omar Neira y en la sesión de agosto de 1974, la Superintendencia pide facilitarle 8 cascos alemanes para el uso de los Oficiales Generales. Es el primer efecto visible para la Compañía de que el Superintendente es septino, por lo que la petición es cumplida de inmediato.
En septiembre de 1974, la Compañía forma con el resto del Cuerpo en la Plaza de la Independencia, donde luce sus cascos alemanes negros, al igual que el de los oficiales generales. Aún persisten los esfuerzos por el uso definitivo del casco alemán en septiembre de 1976.
Los cascos alemanes fotoluminiscentes fueron conocidos por la Compañía a fines de diciembre de 1981, cuando el Voluntario Fernando Hunt, de regreso de su beca en Alemania, trajo uno como gran novedad. El Voluntario Adolfo Sickinger, en su viaje a Alemania con los cadetes en el año 1982, trajo otros pocos más. Lo mismo hicieron otros becarios como Fernando Melcher y Javier Troncoso. Este último trajo el casco incluso con visera. Las futuras adquisiciones de cascos se hicieron entonces con este implemento completándose posteriormente los primeros con ella.
En mayo de 1984 se acuerda adquirir en el país 20 cascos de fibra tipo alemán, a fin de suplir la falta de estos cascos. Se determina que estos cascos sean usados por los Honorarios y Voluntarios antiguos que no tienen mayores exigencias de servicio pesado y mayoritariamente los usan en actos representativos. Estos por su parte devolverán los de duraluminio en su poder, que se entregarán a los Voluntarios en servicio activo.
Se solicitará al mismo tiempo autorización definitiva para usar estos cascos en ejercicios y actos internos.
Hubo que esperar hasta enero del año de 1987 para que el Directorio General, en su sesión del 23 de diciembre 1987, aceptara que la Compañía pudiese usar el añorado casco alemán. Este gran hito se concretó en la Capitanía del Voluntario Werner Hohf. Con este transcendental hecho la Capitanía procede a devolver a Comandancia 32 cascos americanos. Por fin se consigue este pronunciamiento, después de 29 largos años.
Pero la historia no termina aquí. En 1992, en enero para ser más exacto, se acuerda también adquirir 8 cascos amarillos fotoluminiscente para mantenerlos como dotación fija en los carros. Estos elementos los podrían traer los Voluntarios que están en Alemania por el intercambio estudiantil.
Considerando que el Directorio General había accedido al uso de las cotonas naranjas el año pasado y que éstas ya estaban en uso, la Compañía se atrevió a tratar de implantar el casco amarillo fotoluminiscente. Este sería especialmente útil en servicios nocturnos. Ya había varios en el cuartel, aunque sólo estaban de adorno. Con la adquisición oficial de estos 8 para los carros, se pretendía oficializarlos.
En este mismo año el Voluntario Werner Hohf, en el viaje con los cadetes al campamento juvenil, canjeó otros 5 cascos negros por amarillos. Fueron llegando los cascos encargados y se pusieron en servicio. La Comandancia no puso mayor problema mientras se usarán con uniforme de trabajo, por lo demás seguía primando el casco negro.
En abril se acuerda adquirir protectores faciales para todos los cascos amarillos. En junio de 1996 se consigue que la Superintendencia financie la adquisición de 15 nuevos cascos amarillos con visera.
Con este último hecho se cierra un largo y arduo trabajo comenzado por los primeros septinos, quienes quisieron plasmar con un potente objeto bomberil, un casco, la presencia alemana dentro de la institución y la ciudad. Este legado se vive hasta el día de hoy, con cascos de igual forma, pero distinto material, más modernos y seguros. El particular casco fue un acierto, ya que se distingue sobre sus pares y amalgama una confederación de compañías chileno alemanas a lo largo de nuestro país.
En 2015, por concepto de renovación de uniformes y compra de éstos para los Voluntarios nuevos, la compañía decide evaluar opciones para renovar los cascos Schubert H1-Pro colores amarillos luminiscentes característicos desde 1996. Dentro de los requisitos a evaluar fue que mantuvieran la forma tradicional de casco alemán.
Fue recién en 2017 cuando se comenzó a gestionar esta idea. La rifa del año 2018 fue para reunir fondos para financiar los nuevos uniformes, en conjunto con los nuevos cascos. Es así como la Capitanía del Voluntario Eduardo Humeres el año 2019 logró concretar la compra de 30 cascos modelo Bullard H-3000 que fueron entregados a los Voluntarios de la Compañía. Con este hito, se oficializa el uso de los cascos Bullard que hasta el día de hoy prestan servicio en nuestra Compañía.
Fuente: