De algunas conversaciones hace algunos días en el Grupo de Ex-Septinos en red, surgió la idea de rememorar la experiencia del primer viaje de capacitación con los bomberos alemanes el año 1976. Esta actividad nació en el seno de la Confederación de Compañías Chileno-Alemanas de Bomberos (CCChAB), aprovechando los contactos existentes a la fecha con la Asociación de Bomberos Alemanes, como algo lógico y de interés mutuo para los Voluntarios de esta.
Es así, como tuve la gran oportunidad de integrar el primer grupo que realizara este viaje, cuyo testimonio trato de relatar en este artículo, no obstante que ya han transcurrido más de cuarenta años. Esto último hizo difícil encontrar material de respaldo, lo que puede resultar en algunas imprecisiones que solicito disculpar. Demás está mencionar que, en el transcurso de estos años, el desarrollo tecnológico ha sido enorme, ya que en ese entonces no habían tantos medios de comunicación, tales como computadores, celulares y otras facilidades como se conocen actualmente de forma masiva.
Antes de iniciar el relato propiamente tal, quiero contar que ingresé como Cadete de la Brigada Juvenil de la Séptima Compañía a inicios del año 1970, motivado como alumno del Colegio Alemán de Concepción y descendiente de inmigrantes alemanes por línea paterna. Al efecto, la Séptima había realizado previamente un ejercicio de promoción en los patios del Colegio.
En esta parte quiero hacer una especial mención del Voluntario Honorario Pedro Spoerer Ferrier (Q.E.P.D.), quien a la fecha oficiaba de Instructor de la Brigada y cuya experiencia y habilidades supieron influenciar positivamente en mi formación e interés de desarrollarme en esta actividad de Voluntariado. Mi paso por la Séptima, primero como Cadete, luego como Voluntario, ocupando la mayoría de los cargos en ambas, fueron importantísimos para mi posterior desarrollo personal y profesional, lo cual nunca está de más agradecer.
Volviendo al tema que interesa, la idea de estos viajes de capacitación de Voluntarios de la CCChA al DFV (Deutsche Feuerwehr Verband) se inició ya a mediados de 1975. En junio de ese año se conoce la gestión del Presidente de la Confederación de entonces, Sr. Dietrich Angerstein para conseguir con el “Deutscher Feuerwehrverband” (Confederación Alemana de Bomberos), dos becas de perfeccionamiento en Alemania para voluntarios de nuestra Confederación. Propone que las Cías. Confederadas hagan una selección al respecto entre sus voluntarios y lleven sus propuestas a la próxima Convención, donde se procedería a la designación final. Indica el señor Angerstein que: “deben ser dos personas totalmente idóneas para la misión ya que en Alemania con toda seguridad se les considerarán representantes de todos los bomberos de Chile.” En la Séptima destaco también la gestión y apoyo del Honorario Guillermo Goss Z. en los preparativos del viaje.
Luego de conseguir todos los acuerdos, autorizaciones y respaldos económicos durante la Convención realizada en Temuco, en octubre de 1975, se asignan los primeros participantes en estas capacitaciones a un Voluntario de la Tercera Compañía de Temuco, el Vol. Walter Heijboer, y un Voluntario de la Séptima Compañía de Concepción, en mi persona.
En diciembre, en circular de la Confederación, se comunica que la Junta Coordinadora Nacional en Reunión Nacional Directiva en Osorno, en noviembre de 1975, acordó por unanimidad otorgar su reconocimiento oficial a la Confederación. Además, se hizo la petición para que los dos becados viajasen como representantes de los Bomberos de Chile con patrocinio oficial, lo cual fue concedido por la Junta.
En definitiva, el viaje se concretó para los meses de enero y febrero de 1976, sin mucha información por parte nuestra de que se trataba todo esto. Sabíamos de la existencia de Escuelas para Bomberos en varias localidades de Alemania, pero no dispusimos de un programa detallado. Creo que tampoco ellos, en la DFV, tenían muy claro cómo se iba a desarrollar toda esta iniciativa. El entonces voluntario Uwe Schotte Sch. me mencionó la existencia de los llamados “Rote Hefte”, que pudimos encontrar allá y que hasta hoy son base de la capacitación y formación de los Bomberos Alemanes.
Así las cosas, iniciamos nuestro viaje los primeros días de enero, en vuelo desde Santiago a Zürich, Suiza. El viaje fue bastante incómodo, ya que en esos tiempos aún se permitía fumar en la cabina. Al arribar al aeropuerto en Zürich, nos estaba esperando el Comandante del Cuerpo de Bomberos de Böblingen, ciudad al sur de Stuttgart, capital del estado de Baden Württemberg. El comandante, el Sr. Kurt Frech, con un ayudante, nos dieron la bienvenida y nos trasladamos en auto a Böblingen, al cuartel general. Desde Zürich a Böblingen son más o menos 200 km.
Cabe aquí mencionar que, en esos años, los bomberos alemanes eran en gran porcentaje voluntarios y sólo las ciudades grandes contaban con cuerpos profesionales. Es así como la mayoría de las Directivas Nacionales y Estatales del “Deutsches Feuerwehr Verband”, con cargos rentados, eran muchas veces Voluntarios de alguna localidad cercana. La gran diferencia con nuestro País era que el financiamiento de todos los Cuerpos, tanto voluntarios como profesionales, era por cuenta del estado alemán. Eso comprendía infraestructura, vehículos, material menor, mantenimiento y en especial las escuelas estatales o “Landesfeuerwehrschulen”.
En Böblingen nos alojamos en el mismo cuartel general, edificio inaugurado recientemente y con bastantes comodidades. Rápidamente nos pusimos mutuamente al tanto del quehacer bomberil local, ya que el comandante Frech era una persona muy amable y simpática. Ellos sabían muy poco de Chile, naturalmente, menos de hablar castellano, pero no tuvimos problemas en comunicarnos, ya que W. Heijboer hablaba alemán fluido, desde su casa, y yo me batía con el alemán del colegio.
En esta localidad estuvimos como una semana compartiendo con los Voluntarios y algunos de sus familiares. Tuvimos la oportunidad de realizar varias visitas interesantes, entre otras, a la fábrica de carrozado de carros bomba Metz, hoy Rosenbauer, en Karlsruhe, como así mismo la fábrica Ziegler en Giengen. También tuvimos la oportunidad de visitar una fábrica de camiones de la Mercedes Benz en Stuttgart. Aquí me llamó mucho la atención que muchos trabajadores mantenían botellas de cerveza en sus áreas de trabajo, lo cual estaba permitido laboralmente. Me quedó claro entonces cuáles eran las diferencias culturales y responsabilidades individuales entre ese país y el nuestro.
También fuimos un poco más lejos, a Frankfurt, a conocer los bomberos del aeropuerto internacional y presenciamos un pequeño ejercicio rutinario. Más hacia el sur, visitamos los bomberos en Freiburg, donde nos permitieron asistir como “Theaterwache” (“Guardia de Teatro” en alemán) a una función de ópera en el teatro local.
Finalmente nos dirigimos hacia la localidad de Rottweil, donde fuimos recibidos por el presidente de los Bomberos Alemanes (Präsidenten des Deutschen Feuerwehrverbandes, DFV), Albert Bürger, miembro de la Freiwilligen Feuerwehr Rottweil. El presidente DVF, arquitecto Bürger, nos hizo la recepción oficial por nuestra visita. Como esta era la primera experiencia de un intercambio de esta naturaleza, resultaba interesante para todos conocer el quehacer bomberil en ambos países. Siempre nos preguntaron, porqué “bomberos alemanes” en Chile, cómo nos organizábamos, con qué materiales contábamos, todo era desconocido y por ende interesante. Anticipando aquí el resultado de esta experiencia, ya es sabido que los viajes de capacitación para voluntarios de la CCChA continuaron, al igual que se han realizado varias visitas de grupos de voluntarios alemanes a Chile.
Terminada esta etapa inicial en Böblingen, con la esmerada y cálida atención del comandante Kurt Frech, nos trasladaron a la primera escuela donde asistiríamos, la Landesfeuerwehrschule de Baden Württemberg en Bruchsal. Aquí, el anfitrión era el subdirector de la escuela, el Sr. Karl Uphoff, quien nos entregó las primeras líneas de lo que se realizaba en la escuela y cómo sería nuestra estadía, por dos semanas.
Las escuelas, en general, tenían un régimen de internado, con todas las acomodaciones necesarias para la estadía de bomberos, ya fueran profesionales o voluntarios, durante la realización de los cursos. Había escuelas en los estados más grandes o “Ländern” de la entonces República Federal Alemana. Así mismo contaban con salas de clases y material rodante y menor suficiente para tales capacitaciones, como un cuerpo de bomberos aparte del local. Los asistentes eran alojados en dormitorios comunes, aunque a nosotros siempre nos ubicaron en un dormitorio aparte, como deferencia supongo por ser visitas extranjeras. Las diferentes comidas eran en comedores con autoservicio, donde compartimos con otros asistentes a los cursos.
El primer curso realizado en la Landesfeuerwehrschule Bruchsal fue el de “Gruppenführer Lehrgang” desde el 13 de enero al 23 de ese mismo mes. El Gruppenführer es un cargo de oficial operativo, capaz de dirigir una unidad de ataque o servicio contra incendios. El curso contemplaba todas las materias inherentes a la actividad bomberil y al combate de incendios, con partes teóricas y prácticas. Una parte de este curso era la estrategia para el combate de los incendios, como una forma de organizar y sistematizar el trabajo en terreno, evitando así confusiones y probabilidades de accidentes. Esta parte es la que se adaptó posteriormente, al regresar a la Séptima Compañía, como la “Organización Táctica de Grupo” u OTG, con el objeto de tecnificar mejor el servicio y darle un esquema más profesional, la cual se mantiene, con actualizaciones, al día de hoy.
El segundo curso realizado en Bruchsal fue el “Atemschutzträger Lehrgang” desde el 26 de enero al 28 de enero. Este curso, también teórico-práctico, enseñaba el correcto uso y mantenimiento de los Equipos de Respiración Autónoma (ERA). Esta práctica era bastante utilizada en los bomberos alemanes, no así en por los chilenos. Por ejemplo, en la Séptima del entonces sólo contábamos con un equipo para toda la compañía. Ambos cursos pudimos hacerlos y aprobarlos sin inconvenientes.
Desde el estado de Baden-Württemberg nos trasladamos al norte a Schleswig-Holstein, a la escuela en Harrislee, ciudad cerca de Flensburg, casi en la frontera con Dinamarca. Aquí fuimos recibidos por el director de la escuela, Feuerwehrschulleiter Jonny Matthiesen. Esta escuela tenía un carácter más familiar y al momento no había cursos en desarrollo. Es por ello que la visita fue dedicada a conocer la actividad local, como los cuerpos de bomberos en Hamburgo y Kiel. También tuvimos la oportunidad de realizar un breve tour en ferry a Dinamarca.
Desde Schleswig-Holstein nos trasladamos al centro, el estado de Niedersachsen, a la escuela en la ciudad de Celle. Nos recibió el Sr. Georg Müller (aquí debo confesar que no estoy muy seguro del nombre), antiguo y reconocido voluntario local. Con él conocimos la actividad local y algunos cuerpos de bomberos más grandes, como el de la capital sajona, Hannover. Así mismo, conocimos la fábrica de mangueras Parsch. También tuvimos la ocasión de visitar el campo de concentración de Belsen-Bergen, un memorial de la segunda guerra mundial.
En la escuela de Celle realizamos el “Strahlenschutz Lehrgang” desde el 16-2-76 al 20-2-76. Este curso estaba orientado a la protección y manejo de emergencias radioactivas, materia muy desconocida en nuestro país al momento. En Europa había una gran preocupación por el tema, dada la gran cantidad de centrales nucleares existentes y otras amenazas derivadas de la llamada guerra fría.
Luego de nuestra estadía en Celle nos trasladamos a la ciudad de Bonn, donde fuimos recibidos por el Sr. Benno Ladwig, “Generalsekretär des Deutschen Feuerwehrverbandes”. Acá se nos hizo entrega de la distinción “Deutche Feuerwehr Ehrenkreuz Zweiter Stufe”, concedida por el presidente DFV Sr. Albert Bürger. Esta distinción se nos otorgó en mérito de nuestra visita y desempeño, también como primeros representantes de los bomberos chilenos en Alemania.
Finalmente, el punto de retorno a Santiago fue el aeropuerto internacional de Frankfurt, donde llegamos cargados de nuevos conocimientos y muchos recuerdos, como insignias, cascos, gorras, material didáctico y sobre todo un set de los “Rote Hefte”, la base de la capacitación de los bomberos alemanes.
Cerrando este artículo, no puedo dejar de agradecer a todos los que, tanto en la CCChAB y el DFV, hicieron posible este primer viaje de capacitación de Voluntarios Chilenos a las Escuelas de Bomberos Alemanas. En especial, quisiera agradecer la cordialidad de los anfitriones en las distintas localidades que visitamos, siempre con un trato muy amable y deferente, teniendo en cuenta que nosotros éramos muy jóvenes y ellos, la mayoría, bomberos muy experimentados y de gran trayectoria.
No dudo que el actual estado de desarrollo tecnológico y de conocimientos ha aumentado enormemente desde entonces. Los conocimientos adquiridos se tradujeron en una gran cantidad de charlas, academias y algunos manuales para la Compañía y la Brigada Juvenil. También para la Confederación y el Cuerpo de Bomberos de Concepción. En lo personal fue una gran experiencia y también una buena oportunidad para mejorar el desarrollo de la actividad bomberil chilena, en especial para la Séptima Compañía.
Fuentes: