El día 15 de marzo de 1843 Valparaíso sufrió uno de los más terribles incendios que la han azotado. La ciudad antigua se había formado sin pensar en lo absoluto en la acción devastadora y terrible del fuego. Las casas y almacenes portuarios eran casi en su totalidad de material combustible, las calles estrechas hacían casi imposible el tránsito y por si esto fuera poco, aquel día los fuertes vientos que azotaron en todo momento desde el mar, ayudaron a que el fuego se expandiera rápidamente. Todo era propicio para que se generaran grandes hogueras. Por lo demás la ciudad carecía de todos los elementos básicos para combatir el fuego y las autoridades no habían siquiera pensado en esta necesidad. No existían cañerías de agua, y ésta era traída desde las vertientes cercanas y transportada a lomo de mula en pequeños barriles; ocupación a cargo de los aguadores. Los que también tenían asignada la tarea de combatir el fuego en caso de incendio y formaban la Brigada de Zapadores.
Las informaciones recogidas entre los residentes el día en que ocurrió el hecho, indicaron que el 15 de marzo el siniestro comenzó cuando un muchacho jugaba a torturar con una vela a una rata que se encontraba entrampada, la vela cayó cerca de unos barriles de resina que se encontraban en los almacenes de la Aduana; más de tres mil bultos se vieron arrasados por las llamas y el viento provocó que éstas se propagaran en las manzanas colindantes. En total 13 edificios se vieron arrasados por completo. Al amanecer del día siguiente quedó al descubierto la real magnitud de la tragedia, el barrio Puerto quedó en ruinas y sólo era posible apreciar escombros y fumarolas, que eran el mudo testigo de las potentes llamas que terminaron, no sólo con los almacenes fiscales de la Aduana, si no que, además, gran parte de la infraestructura del incipiente comercio.
Los daños materiales se calcularon en $709.000.- cantidad enorme en aquella época. Edificios recientemente construidos fueron arrasados en cuestión de horas.
La tremenda tragedia ocurrida siete años atrás, lamentablemente no sirvió de lección. La noche del domingo 15 de diciembre de 1850 estalló un incendio en la cigarrería de la familia Olivos, ubicada en la esquina de la calle Cruz de Reyes (hoy en día la intersección de las calles Prat y Lord Cochrane). El fuego se descontroló rápidamente y tomo grandes dimensiones; primero se apoderó de las construcciones vecinas, traspasando las llamas rápidamente a los edificios del frente de la misma calle; por el lado del cerro se formó una hoguera inmensa que provocó pavor y consternación entre los vecinos. La Brigada de Zapadores bomberos, llegó al siniestro sólo media hora después de que éste comenzara y no logró prestar la más mínima ayuda. Dentro de los que participaron de la extinción de lo que quedó del incendio se encontraban el intendente de Valparaíso de la época Manuel Blanco Encalada y tripulación de un barco inglés y otro francés. El fuego destruyó la totalidad de las edificaciones que estaban a su alrededor, dejando un saldo de 37 viviendas y establecimientos comerciales destruidos.
Al día siguiente del siniestro, el Diario El Mercurio informó la «necesidad de organizar de antemano el trabajo de los incendios», este llamado encontró eco en un grupo de connotados vecinos que se reunieron el 19 de diciembre en la sala de la Intendencia, presidida por Santiago Melo (subrogante del Intendente Manuel Blanco Encalada). Aquí se decidió crear una comisión que propusiera medidas para combatir los incendios. Su primera función era solicitar los fondos necesarios a las autoridades, además de tomar algunas medidas, como lo era la limpieza de chimeneas y una mayor vigilancia de la ciudad.
Se crearon así dos comisiones, una a cargo de “la organización” de los ciudadanos que conformarían esta agrupación de bomberos voluntarios y, la otra, estaría ocupada de conseguir “el financiamiento” para adquisición del material necesario para la creación de las primeras compañías.
Es así como se comienza a gestar el proyecto. El Mercurio de la época consignaba una citación para el próximo 30 de abril a las 8 de la noche en el teatro de La Victoria. Los vecinos no esperaron nuevamente la indiferencia de las autoridades, y se comenzó a forjar la idea de organizar un Cuerpo de Bomberos Voluntarios. La iniciativa fue rápidamente seguida por nacionales y extranjeros y a esa fecha ya se contaban con más de 330 voluntarios divididos en 4 compañías; el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso quedó definitivamente organizado el 30 de junio de 1851, fecha oficial de su fundación.
El Cuerpo de Bomberos de Valparaíso se inauguró con cuatro compañías:
Los gastos que significaron implementar del material necesario para las cuatro compañías, fue financiado casi en su totalidad por los comerciantes de Valparaíso.
Con el paso de los años y producto de la movilidad laboral propia de la época, algunos fundadores del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso migraron a otras ciudades chilenas, donde, por situaciones similares a las ocurridas en la ciudad puerto, apoyaron ideas y fundaron distintos Cuerpo de Bomberos a lo largo de Chile. Tal es el caso, y a modo de ejemplo, de Don Jorge Blackburn proveniente de la 1° Compañía de bomberos de Valparaíso, quien luego del incendio ocurrido en la maestranza de ferrocarriles de Concepción, motiva a fundar una compañía de bomberos en Concepción. Es así como, ciento treinta y seis vecinos poseídos por un entusiasmo febril rompen la frialdad de un nublado viernes 13 de abril de 1883, y con delirante entusiasmo y fervorosa felicidad, fundan solemnemente la Primera Compañía de Bomberos.
Por la gran escasez de agua en aquellos tiempos, se decide dotar de ganchos, salvavidas, hachas y escalas a una nueva compañía. Es así como un 26 de septiembre de 1886, don Julian Hermann de la 2° de Valparaíso, bajo el alero de Lorenzo Berg y Carlos Maudier, fundan la Segunda Compañía de Bomberos en Concepción.
Otro de los casos es el de Carlos L. Rowsell, fundador de la 1° Compañía de bomberos de Valparaíso, aunque igualmente figura en la lista de fundadores de la 2° Compañía de la misma ciudad. Luego de un siniestro de proporciones ocurrido el 27 de enero de 1888 participa como uno de los ideólogos de la fundación de la 3° Compañía de bomberos de Concepción junto a su amigo Guillermo Paschem Wernekinck (voluntario de la 8° Compañía de Bomberos de Santiago).
Debido a los adelantos eléctricos y materiales explosivos o inflamables, el aumento de los incendios hace notorio la necesidad de una compañía de bomberos más. Es así como el 5 de abril de 1888 se funda la 4° Compañía de Bomberos, la que pasaba a ser la segunda compañía de bombas de la capital de la región del Bío Bío.
Con la fundación de esta última compañía se clarifica la necesidad de coordinar y organizar a las compañías en un organismo directivo común. En el quinto aniversario de la 1° Compañía el 13 de abril del mismo año se decreta legalmente constituido el Cuerpo de Bomberos de Concepción. Pasando a ser Carlos L. Rowsell su primer Superintendente. Don Carlos junto a Jorge Garland fueron los únicos bomberos fundadores de Valparaíso que alcanzaron a recibir el premio por 50 años de servicio.
A partir de ese momento en adelante, a partir de 1889, y todos los años siguientes se comenzó a realizar el “Ejercicio General de Bombas”, donde se hace la distribución de los primeros premios por laboriosidad, puntualidad y abnegación.
Dicho ejercicio perduró en la historia de Concepción hasta el 30 de junio de 1962, cuando el Presidente de la República, Sr. Jorge Alessandri Rodríguez promulga la Ley N° 14.866 en donde se decreta el 30 de junio como el “Día del Bombero”, en honor a la fundación del primer Cuerpo de Bomberos organizado en Valparaíso de 1851. Hasta entonces el Cuerpo de Bomberos ya contaba con 8 Compañías. La 5° Compañía se fundó el 29 de enero de 1914, la 6° Compañía el 24 de febrero de 1933. Nuestra querida 7° Compañía se funda el 7 de septiembre de 1949, luego del incendio del Arzobispado de Concepción, donde encuentra la muerte el Capitán de la 3° Compañía, Voluntario, Sr. Enrique Cárcamo Contreras, y la 8° Compañía el 23 de noviembre de 1954.
Es así como el Honorable Directorio General del Cuerpo de Bomberos decide en 1962 cambiar la fecha de la ceremonia de entrega de premios, que hasta ese momento seguía realizándose los 13 de abril de todos los años. El domingo 30 de junio de 1963 se desarrolló por primera vez dicha ceremonia en el Teatro Concepción. Desde ese momento se mantuvo la tradición de realizar esta ceremonia el domingo más cercano al 30 de junio y la cual se mantiene hasta el día de hoy. En ella se premia por años de servicio a los voluntarios que cumplan 5, 10, 15 años y así sucesivamente, además, de entregar premio a los voluntarios destacados, premios por asistencia, maquinista destacado y guardián con más pernoctaciones. Se finaliza la ceremonia con un desfile a las autoridades frente al teatro Concepción por la calle O’Higgins, en donde desfilan todas las Compañías, demostrando sus distintas especialidades y finalmente el material mayor perteneciente al Cuerpo de Bomberos de Concepción. Posteriormente las Compañías se retiran a sus respectivos cuarteles para celebrar un almuerzo de camaradería.
Fuentes: